El artista plástico venezolano, Manuel Tirado, llegó al mundo del tatuaje de forma inesperada y formándose de manera autodidacta, motivado por amistades de la Academia de Arte Realista y Retratística Pascual Parra, donde cursó estudios.
Inicialmente, no consideró al tatuaje como un medio de expresión artística. De hecho, tampoco le llamaba la atención. Su meta era la de convertirse en pintor. Sin embargo, se dio la oportunidad a sí mismo, y abordó la piel como otro lienzo, uno que, sin haberlo pensado, lo llevaría más allá de nuestras fronteras hasta convertirse en un referente en el mercado de tatuaje danés.
Enamorarse del proceso no fue sencillo para @manu.tirado, “Manu”, como lo llaman en diferentes países donde ha llevado su arte. De la frustración de sus primeros intentos con el tatuaje, pasó a la obsesión por querer dominarlo. Hasta que lo logró.
Atrapado por el tattoo
Llegado el momento, Manuel Tirado entró como aprendiz al estudio Poison Tattoo, en Venezuela, y un buen día de abril, en 2018, ya estaba haciendo maletas para participar en la 1ra. Convención Anual de Tatuadores en el Medio Oriente, en Beirut, Líbano, donde además de participar en las competencias, fue invitado a formar parte del jurado calificador.
A este primer gran logro, le vinieron otros no menos importantes: unirse al equipo de Message From the Skin, uno de los mejores estudios de tatuajes en el Líbano.
Del mismo modo, formó parte del equipo de trabajo de ArtsInk, en Suecia, uno de los estudios más prestigiosos de Europa, lo que le brindó la posibilidad de crecer exponencialmente como artista del tatuaje.
Manuel Tirado: entre confianza y preferencias
Manu comenta sobre las preferencias de las personas que acuden a él para tatuarse, ya sean latinoamericanos o europeos: “En las distintas oportunidades que he tatuado alrededor del mundo y que he conocido a otros artistas y colectores, ha sido notable la diferencia de gustos entre la clientela. Si bien todos comparten la misma pasión por el tatuaje como forma de expresión artística, existen algunas diferencias culturales que se ven reflejadas a la hora de concretar un diseño.”
El artista asegura, por ejemplo, que la mayoría de sus clientes suramericanos se le acercan con una idea clara de lo que desean tatuarse, incluso con referencias y muy poco espacio para el cambio. Muy al contrario, es muy común en Europa que Manu reciba clientes que desean desarrollar conceptos, dándole la libertad artística para traducir sus deseos en imágenes, mostrando mucho la confianza que tienen en la capacidad del artista, al que además ya han investigado.
Manuel concluye comentando que, con esto no pretende afirmar que un tipo de clientela sea mejor que otra, y mucho menos generalizar sobre la base de zona geográfica, pero “simplemente es imposible negar las diferencias culturales que existen en las personas y que, en este caso, se ven reflejadas incluso a la hora de realizarse un tatuaje.
El tatuador venezolano no deja de recordar que un tatuaje debe planificarse; por lo que recomienda buscar al artista que genere más confianza y cuya obra sea más afín con lo que se desea plasmar porque “es una decisión de por vida.”
