El libro es un objeto humanista, celebrarlo implica incluir al hombre quien es su autor y a la vez su receptor. Por ello no resulta extraño que en la Feria del Libro del Oeste de Caracas UCAB, se haya incluido la entrega de la Orden Universidad Católica Andrés Bello a tres protagonistas de la historia contemporánea de Venezuela: el cardenal Baltazar Porras Cardozo, el artista plástico Jacobo Borges y Virginia Betancourt Valverde, fundadora de la red de bibliotecas públicas de Venezuela.
El acto tuvo lugar en el aula magna de la UCAB con la presencia de las máximas autoridades universitarias, así como de invitados muy cercanos a los homenajeados. En esta ocasión la oradora de orden fue la antropóloga Ocarina Castillo D’Imperio, quien pronunció el discurso anual correspondiente a la Cátedra de Bello.
Castillo disertó acerca de aspectos resaltantes de la personalidad de Andrés Bello, un hombre sabio que todavía resulta desconocido para algunos venezolanos. Pero antes le dedicó algunas palabras a los protagonistas condecorados, a quienes califico de “tres pilares de nuestra historia sociocultural contemporánea”.
Los protagonistas de la historia

El cardenal Baltazar Porras Cardozo, recibió la Orden Universidad Católica Andrés Bello, lo que valora su actuación como canciller de la UCAB, entre 2014 y 2018, cuando era arzobispo de Caracas, cancillería que ejerció como representante del Episcopado Venezolano. Se le otorgó la citada orden por haber dedicado su vida al servicio de la Iglesia y a su pueblo. A lo anterior se suma su destacada formación docente y la coherencia existente entre su formación y el ejercicio de su ministerio, desempeñando con excelencia las diversas responsabilidades pastorales y eclesiásticas que le han correspondido.
Su obra bibliográfica presenta varios títulos y su liderazgo se ha hecho evidente. Una de sus grandes pasiones ha sido la educación, actividad que se ha centrado en trabajar por la formación de un liderazgo comprometido y responsable.
Durante su intervención, el cardenal Porras hizo referencia al exilio de Andrés Bello, quien sólo vivió 28 años en Venezuela de los 84 de su vida. Esto marcó su forma de ser, explicó el prelado. También destacó la necesidad de preservar la identidad, al mismo tiempo que resaltó que en Venezuela hay que buscar mayor justicia e igualdad.
También mencionó que en los múltiples compromisos que ha tenido fuera del país, muchos se le han acercado para manifestarle aprecio por la migración venezolana a la que califican de honesta y trabajadora.

La fundadora
Otra protagonista condecorada fue Virginia Betancourt Valverde, quien a sus 88 años preserva intacta su lucidez mental. Recordó como después del exilio que vivió con sus padres, regresó a una Venezuela donde resurgía la democracia. En 1960 su padre, Rómulo Betancourt, siendo ya Presidente de la República, inició un programa pionero para la recolección de libros usados de primaria y puso en marcha un plan de canje y donaciones. “La respuesta -explica Virginia- fue arrolladora, siendo el pilar fundacional del Banco del Libro.»
Comentó que, ante la falta de calidad de los textos escolares existentes a mediados del siglo XX, se buscó apoyo de especialistas y surgieron nuevos y mejores textos escolares, se construyeron nuevas bibliotecas y en 1989 se coronó este proyecto con la inauguración del edificio de la Biblioteca Nacional y la creación de la red de bibliotecas.
El artista

Por su parte, el maestro Jacobo Borges, de 93 años también fue condecorado en esta oportunidad. El artista dio muestra de una memoria prodigiosa y en su intervención narró capítulos de su infancia, donde dibujó tiempos de escasez económica que no mermaron sus deseos de aprender, ni limitaron su interés por relacionarse con otros artistas como Jesús Soto, Antonio Estévez y el laureado Rafael Cadenas, quienes también eran unos jóvenes en busca del saber.
Borges dejó claro que lo importante es saber lo que uno quiere ser, a dónde se quiere llegar. Al señalar que él supo lo que deseaba ser, si bien no contaba con los recursos ni los conocimientos para ello, se dedicó a buscarlos y preservarlos hasta que apareció la Escuela de Artes Plásticas. El resto de la historia la conocemos todos: se ha convertido en un artista apreciado y valorado, que en sus nueve décadas prosigue aprendiendo y experimentando.
Bello, ese personaje que desconocemos
Ocarina Castillo D’Imperio, antropóloga, historiadora, doctora en Ciencias Políticas y miembro de la Academia Nacional de la Historia, fue la encargada de pronunciar el discurso de la Cátedra Andrés Bello, otro de los protagonistas de la historia venezolana. Ella prefirió abordar aspectos más personales del intelectual, los cuales a veces quedan en segundo plano dada la genialidad de este venezolano que a sus 62 años había vivido 19 en Inglaterra y 26 en Chile.

En 1843, desde la lejana Santiago, Bello proclamó la interdependencia entre naturaleza y cultura, la complementariedad entre ciencias y saberes, que incluyera lo que ahora denominamos “aprendizaje significativo”, es decir: los aportes de la subjetividad y las humanidades, el arte , la música, la poesía, dentro de un enfoque holístico donde la dimensión del tiempo no es un horizonte mecánico y punto de llegada, sino un proceso dinámico que fluye y se redefine constantemente en sus relaciones multirreferenciales y en respuesta a sus necesidades reales.

Para Castillo la genialidad de Andrés Bello nos hace olvidar su humanidad y por ello recordó la frase de Vargas Bello, descendiente del ilustre caraqueño: “Quizás el excesivo brillo de su saber nos invisibilizó al hombre de la cotidianidad”.
Este encuentro académico culminó con música, a cargo del pianista Gerardo Gerulewicz, ofrecido gracias al patrocinio de la Embajada de Polonia, que tuvo una participación especial en la FLOC UCAB 2024.
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