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Platos que son historia

Espacio Arte al Cubo reúne la colección de platos elaborados por la artista María Luisa Tovar, donde están plasmadas las firmas de personalidades nacionales e internacionales

por Mayte Navarro
Platos

Espacio Arte al Cubo presenta una exposición que ha tenido gran repercusión en Caracas porque va más allá de la propia obra de arte. Tiempo y Memoria, que es su título, representa el valor de una colección y muestra la relevancia que nuestra ciudad capital tuvo en Latinoamérica al ser epicentro de encuentros de grandes personalidades de todos los ámbitos sociales y culturales.

Pero no hablamos de aves de paso, sino de gente que se reunía con la intelectualidad venezolana, que también daba que hablar en el mundo por su solidez de conocimientos, su influencia en las artes o sus roles en la economía.

Uno de esos personajes se llamó María Luisa Zuloaga de Tovar, dama caraqueña que escribió una importante página en las artes del fuego venezolanas por ser una relevante ceramista. Su trabajo fue reconocido con el Premio Nacional de Artes Aplicadas (1946); Premio de Artes Aplicadas, Salón Arturo Michelena (1961); Medalla de oro en la Exposición Internacional de Praga (1962) y Medalla de plata, Exposición Internacional de Ginebra (1965).

Además de los citados galardones, su obra se encuentra reseñada en varios libros que dan fe de su calidad creadora, siendo una de las figuras fundamentales dentro del quehacer de la cerámica venezolana.

María Luisa Tovar perteneció a una familia donde la inclinación por las artes era interés compartido: su hermana Elisa Elvira Zuloaga destacó en el campo pictórico y en el grabado, así como en la gerencia cultural; su sobrina, la Nena Palacios, fundamental en el ámbito del grabado.

La mesa, platos y tertulia

En cuanto a María Luisa Tovar, representó a esas mujeres de la Caracas que crecía y se convertía en ciudad cosmopolita, donde vivía una élite conformada por gente culta que estudiaba y viajaba. María Luisa, que era hija de Nicomedes Zuloaga, es ejemplo de ello.

Por su casa, ubicada en Los Rosales, desfilaron jefes de Estado, actores, escritores, artistas y otros famosos de su época. Y ella, que tenía un concepto del valor de los testimonios, se le ocurrió fabricar platos, pero no para un uso utilitario en la mesa, sino para que dieran fe de lo importante de la sobremesa, esa conversación que seguía a la comida donde se discutía con pasión y libertad. Los más jóvenes se nutrían de las experiencias de los otros.

Platos

Los platos se convirtieron en elementos fundamentales de esos encuentros, porque los invitados dejaban en sus superficies sus firmas y testimonios. Con el tiempo integraron una de las colecciones más originales y que también ha pasado a ser el testimonio de una época.

Tiempo y memoria

La firma de los platos por los visitantes surgió en una de esas sobremesas donde estuvieron presentes Andrés Eloy Blanco y Rómulo Gallegos. Hoy, esas piezas se exponen reunidas bajo el nombre de Tiempo y memoria, dejando en evidencia la original manera de concebir una colección integrada por 401 platos y, que lejos de ser un acto individual, pasó a ser colectivo y participativo, además de cumplir con un fin: ser otra página de la historia.

Más que firmas en platos

Como todo aquello que guarda la intención de ir más allá del goce estético y que a la vez se aleja de la rigidez académica, recorrer esta exposición se convierte en un viaje íntimo a la vida personal de la artista, donde se pueden encontrar frases divertidas, poemas, expresiones de afecto, así como destellos geniales y hermosos de algunos de los pintores y escultores, amigos e invitados.

Los familiares de María Luisa Tovar

A esta colección, formada sin la intención de ufanarse sino como un divertimento, tampoco la mueve un sentido decorativo, pues aquellas casas caraqueñas estaban hechas para vivirlas, no para mostrarlas como trofeo porque en ellas había recuerdos y vivencias. Como lo afirma María Fernanda Palacios en el texto del libro Artesanía y cortesía. Los platos de María Luisa Tovar, editado por el Banco Provincial.

María Luisa Zuloaga de Tovar representa a esas mujeres venezolanas que han tenido la oportunidad de acceder a una educación sólida. Cursó estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, siendo alumna de Ernesto Maragall. En Nueva York asistió al curso de escultura dictado por Alejandro Archipenko. A ello se unió su espíritu vanguardista y, gracias a sus iniciativas, abrió las puertas a la cerámica para que fuese admirada como otra de las expresiones del arte.

Tiempo y Memoria cuenta con la curaduría de la investigadora y museógrafa Tahía Rivero

Conversaciones y visitas guiadas

Una de sus últimas exposiciones tuvo lugar en la década de los 80, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Cabe recordar que también trabajó el vidrio.

Varios libros hacen mención de su trabajo, uno de ellos es Jugando con tierra. La vida en el arte de María Luisa Tovar, con textos de María Fernanda Palacios, María Eugenia Mier y Terán, Ernesto J. Guevara y Yolanda Pantin. Esta obra editada por Ex Libris está a la venta en la sala Espacio Arte al Cubo, donde se presenta la exposición de los platos. Su venta es a beneficio del Museo de Arte Colonial Quinta de Anauco.

Espacio Arte al Cubo se encuentra en la planta baja del Centro Banaven (Cubo Negro), Chuao. La muestra, cuya curaduría es de Tahía Rivero, ha dado pie a una serie de conversaciones y visitas guiadas. Está abierta durante todo el mes de septiembre, de lunes a viernes, de 10 am a 5 pm y los sábados de 11 am a 2 pm .

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