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Florecemos en un abismo

La librería El Buscón cerró el Año de Cervantes en Venezuela, con la presentación de la antología poética “Florecemos en un abismo”, de Rafael Cadenas. Nuestro Premio Cervantes 2022, leyó para los asistentes algunos de sus poemas presentes en esta obra.

por Mayte Navarro
Rafael Cadenas

Así como se cierra con broche de oro un ciclo de actividades, también se puede abrir, es decir: desabrochar con bombos y platillos.

Eso es lo que ha hecho la Librería El Buscón, al iniciar su agenda de 2024 con la presentación del libro “Florecemos en un abismo”, poemario de Rafael Cadenas, otro venezolano universal, un hombre a quien los excesos del protocolo no lo perturban, así como tampoco lo impresionan los aplausos, aunque con su tímida sonrisa y su voz bajita agradece los elogios.

Esta vez, Katyna Henríquez Consalvi, directora de El Buscón, convocó al cierre del Año de Cervantes en Venezuela, con la presencia del laureado poeta Rafael Cadenas, para presentar su libro, la antología poética “Florecemos al borde del abismo”, publicado por el Fondo de Cultura Económica / Universidad Alcalá de Henares y que forma parte de la Biblioteca Premios Cervantes.

La puesta en escena

La puntualidad impresionó, porque a la hora pautada el área destinada para estas actividades en el Trasnocho Cultural, ya estaba repleta y una vez más las escaleras se transformaron en anfiteatro. Todos querían ver y oír a Rafael Cadenas, lo que revela que el ciudadano está cansado de superficialidades, que necesita y aclama un verbo preciso, un lenguaje profundo, estético y con sentido.

Florecemos en un abismo

Junto al poeta, estaban su hija Paula Cadenas y el prologuista de la obra, Arturo Gutiérrez Plaza. Paula explicó la importancia de esta obra literaria pero también lanzó una advertencia: los ejemplares eran pocos, como después lo corroboró la dependiente de la librería, al señalar que se habían agotado.

Quedaba la satisfacción de oír a Cadenas, sin exceso de adjetivos, con su voz suave, pero verificando que el micrófono amplificara el volumen para que todos lo oyeran.


Florecemos en un abismo: versos y palabras

Fue una tarde donde el protagonista subrayó que ser poeta, no es rodearse de un romanticismo que se traduce en versos cuya rima resulta imprescindible. Cadenas nos recordó que, para un poeta, la libertad es esencial y que su obra puede ser blanco de dictadores.

Por eso seleccionó para la lectura uno de los versos escritos en su exilio juvenil en Trinidad. Apuntó que los regímenes militares y sus botas que aplastan, parecen eternas porque están en el pasado y en el presente.

La poesía de Cadenas roza la política porque no deja de lado las carencias ni la falta de democracia. Era el Rafael Cadenas ciudadano, consciente de que la ideología no puede derrumbar los valores.

Con devoción

Florecemos en un abismo

Después de las palabras de Arturo Gutiérrez Plaza, quien se encargó de la curaduría de los poemas que recoge el libro y del prólogo inédito, y que no se ciñe exclusivamente a lo académico, habló sobre Cadenas a quien considera un hombre que duda, con una poesía perturbadora y comprometida; de allí ese mensaje político.

Pero a la vez, es un hombre que ama el lenguaje. Florecemos en un abismo reúne ese trabajo donde la estética es un elemento primordial para expresar su pensamiento.

Libertad, siempre la libertad

La intervención de Rafael Cadenas fue una especie de ceremonia religiosa que logró silenciar a los presentes que deseaban no sólo oír su palabra, sino sus versos, que gracias a lo pausado de su hablar los reviste de mayor significado y de una exigencia que reivindica al lenguaje como instrumento político para solicitar libertad.

Con la lectura del poema dedicado a Rosa de Luxemburgo; luego Trinidad, escrito durante su exilio en esa isla, aprovechó para recordar la necesidad de libertad para los presos políticos de hoy.

Siguieron Derrota, Fracaso y otro dedicado a Hõlderling, aquel hombre que le confería el calificativo de excelencia a sus interlocutores.

Solo se oyó un rumor cuando Rafael Cadenas señaló que el siguiente sería el último verso que leería, para no cansar a la audiencia que luego lo aplaudió de pie.

Después siguieron la firma de algunos libros y las fotos con nuestro primer Premio Cervantes, el poeta que tuvo en los reyes de España a sus principales admiradores y que, nuevamente, se lanza como “un punto de unión y de coincidencia entre los venezolanos”, como lo calificaría Elías Pino Iturrieta. Podíamos irnos en paz. El rito había terminado.

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