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El juego que no es

La película de Anna Zaytseva, “El juego de la muerte", es un llamado a la reconexión familiar, a buscar ayuda, no quedarse callados y reconstruir una confianza en la que nuestros hijos sepan que no están solos, que sí pueden ser escuchados, entendidos en su vulnerabilidad

por Bárbara Baralt
El juego

El mundo digital no es un juego. Está en nuestro bolsillo, en nuestra mano y también sobre alguna mesa de la casa, con acceso directo a un sinfín de conocimientos, información real o alterada, personas existentes o haciéndose pasar por otros, o aprovechándose, mediante el anonimato, de controlar a los “menos fuertes”, cuyas vidas están inmersas dentro de la pantalla de su celular o la computadora.

Niños y adolescentes tienen una abrumadora arma de doble filo en sus manos, y podría usarse a su favor o en contra, más cuando parece ser la única compañía o respuesta a su día a día, comunicándose con extraños o buscando respuestas, queriendo encajar por presión o darle un silencio a su realidad (donde sigue existiendo el bullying) que podría estar influenciando en su distanciamiento emocional.

“El juego de la muerte”, (я иду играть o “YA idu igrat” ) dirigida por Anna Zaytseva nos sumerge en la historia, basada en hechos reales, de niños que cayeron en el juego viral de “La Ballena Azul” durante el año 2015. Al culminar los retos, se les arrebata la vida, el celular queda en el piso y el monitor de la computadora encendido; pantallas que en la película de Zaytseva son utilizadas como medio para comunicar el tormentoso suceso, haciéndolo sentir tan cercano como intranquilizante.

El juego de la Ballena Azul fue creado por el ruso Philipp Budeikin, de 21 años, ex estudiante de psicología expulsado de su universidad. Su idea era “limpiar a la sociedad”, empujando al suicidio a quienes él consideraba como “personas inútiles en la vida”.

El juego desde las pantallas

A pesar de presentar la historia a través de ‘grabaciones de pantalla’ en un navegador, desde la cámara del celular y desde el laptop de la protagonista, podría pensarse que la imagen tendría una calidad “casera”. Sin embargo, visualmente se cuida cada detalle, la nitidez, los colores, los cortes sutiles que dan la sensación de ser una escena continua y sin errores.

Es una armonía visual expuesta de forma muy original que, aunque pueda resultar tedioso por las transiciones entre las diferentes ‘pantallas’, nos remite a la realidad y a lo cercano de este tema, sobre todo al incluir en vertical la imagen desde un celular que deja en negro los extremos de la gran pantalla del cine.

En el día no contamos las veces que vemos el celular, pero aún sin tenerlo cerca sabemos cómo se ve, dónde encontrar cada una de las aplicaciones y con quién estuvimos hablando hace un momento, justo como la película lo muestra; cuesta desconectarnos.

Continúa el bullying y el ciberacoso

Aunque el juego de “La Ballena Azul” haya terminado, el ciberacoso y el bullying no lo han hecho y siguen siendo una realidad para niños y adolescentes.

Precisamente, la película nos recuerda que los niños son personas en desarrollo que pueden llegar a ser fácilmente manipulados o llevados de forma impulsiva a tomar decisiones arriesgadas, sin saber cuál será el resultado. Es por ello que algunas de las acciones de la protagonista llegan incluso a estresarnos, pero tienen una justificada razón.

Anna Zaytseva hace un llamado a la reconexión familiar, a buscar ayuda, a no quedarse callados y reconstruir una confianza en la que nuestros hijos sepan que no están solos, que sí pueden ser escuchados, entendidos en su vulnerabilidad y ser apoyados.  

Tenemos las herramientas para formarlos en el reconocimiento y denuncia de estos riesgos, para que no caigan en manos de perfiles falsos, acosadores y contenidos explícitos e ilegales.

Ficha técnica

“El juego de la muerte” (я иду играть o “YA idu igrat” )

Duración: 91 min

Dirección: Anna Zaytseva

Reparto: Anna Potebnya, Timofer Eletsky, Diana Shulmina, Ekaterina Stulova, Olga Pipchenko, Anastasiya Bratsyun, Daniil Kiselev

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